Un suspiro en tu imagen:
Y le miro… Y se detiene el tiempo.
No hay nada antes, nada después.
Es la facción limpia del que no quiere recordar y se empeña en limpiar lo hecho.
Cuan pasado pregunta en esa sonrisa cálida, caída en las mejillas del tiempo inclemente, sin respuesta en el presente que parecía no llegar.
Se ve con con quien siempre supo, añorando a quien siempre quiere, esperando al que nunca irá.
Las cejas largas, manchadas de café con leche, el tocado del pelo siempre a la concha, estilo marcado de antaño, blasón de mis recuerdos.
Hombros desahogados, espalda erguida, solo le pesa el no poder haber echo lo correcto, le yergue el intentarlo.
Dónde quedara mi esfuerzo, dónde mi anhelo, herencia maldita del querer y no poder, mal trecho sentimiento de impotencia de que el tiempo no marque el ansiado regreso.
Y en el cristal contenedor de la cebada, refresco la angustia que refleja mi impotencia.
Verte quisiera, verte…
Te veo, pero en la distancia se corta el viento, que cansado ya no quiere llevar mi aliento.
Tanto lloraré, cuánto me arrepentiré, y pareciese que las grietas de tus ojos guardasen mi perdón en la distancia.
Juan Javier Chacón Castillo.
Madrid, 21 de mayo de 2016
» El amor es simple, y las cosas simples las debora el tiempo» No es mås larga la espera cuando sabes que vendrá. Es inclemente el tiempo cuando piensas que no llegará.
«Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amo la vida».