No me quejo, y si me quejo no me hacen caso, así termino mi frase introductoria cuando alguien me pregunta, cómo lo llevas?

Que cómo lo llevo, pues cojo un pantalón de cabreo lo doblo y lo guardo, un polo, uno de esos amarillos con el escudo de “tonto útil” que nos gusta a todos, por eso de ser semi, semi informal, semi formal, semi serio, pero no tanto, semi moderno pero con detalles vintage que me den un toque de sobriedad, no mucha claro, también lo doblo y lo guardo, haciendo camita encima del pantalón de cabreo que puse antes, no se me olvida meter un mar de calcetines de tacos, esos que vienen con rayas de gilipollas, o filigranas de “eres imbécil” de dos colores, que sirven para que no te lastime lo zapatos.

Tengo además, una bolsa ecológica fabricada en china claro, creo que la conservo desde que compre el casco de la moto, en dicha bolsa, multiusos, que sirve para todo. Lo mismo puedes meter el cepillo de dientes y el peine, como un par de zapatos que es para lo que la uso yo.

Un par de zapatos, normalitos, sin marca, del montón, porque zapatos de cordura, hechos en el extranjero, son difíciles de encontrar, porque los hechos en España de eso no llevan y si son de buena calidad hechos con cordura de manera artesanal en España, son caros casi imposibles de adquirir, por eso quienes los pueden comparar se los dejan en casa incluso en las manifestaciones en las que pueden lucirlos, y los pobres que no podemos tenemos que ponernos cualquier cosa, aunque si tenéis suerte como yo, podéis ponerse cualquier zapato normal con unos cordones fabricados con hilo de cordura fina, son caros, pero más baratos que los zapatos que no los vas a usar nunca. Los limpio siempre y también van a la mochila.

La rompa interior, de esa llevo 3 o 4, aunque sea para un solo día, porque nunca sabes si vas a cargarte en alguien o en sus gentiles familiares.

La mascarilla al bolsillo, gel de ese hidroligigico o como sea, que es el que protege y listo.

Entonces cierro la mochila, la pongo a la espalda y salgo a la calle. Dependiendo lo largo del paseo, suelo cambiarme una o dos veces de ropa interior, el pantalón fijo que me lo tengo que cambiar, no siempre uso el polo, pero los calcetines es otra prenda que tengo que cambiar, porque si pasas como yo, por terrazas, o ves en los telediarios a las personas en la playa sin control ninguno, o los chavales yendo de un sitio a otro sin mascarilla, porque es más importante el ir por ahí sin sentido común, de botellón en botellón que ponerse una mascarilla, o ver aquellos seres humanos que han impuesto la moda de la mascarilla tipo collarín, codera, porta móviles o balleta quirúrgica, entonces, como os he dicho, si os pasa cómo a mí, que os cagais en todos esos irresponsables, que no puedes contenerte ante el gilipollas o imbécil que escupe a tu lado, o tienes que calzarte de cordura porque tienes de frente a los reyes de la moda con la mascarilla colgada de pendientes y no puedes decirles la estúpides que están cometiendo por respeto.

Entonces debéis llevar una mochila provista mínimamente con lo que os comento llevo yo, antes de salir de casa.

Y así, es como la llevo.

Así llevo yo, esta situación tan surrealista como paradójica, porque nadie es consciente de los más de cuarenta mil muertos en España por un virus mortal que ha provocado una pandemia universal. Ahora estamos de vacaciones, usando las provisiones de salud y sentido común, que se agotarán el 31 de agosto. Y el 1 de septiembre, cuando la pandemia y la vuelta al cole se junten, entonces ni una mochila como la mía nos salvará de estar desnudos.

Porque no se salvará el que pueda. Se salvará el que quiera. Porque los que pudieron salvarnos y salvarse siendo un poquito menos estúpidos y confiados, estáis consumiendo la vida de los demás.

He dicho!